Ímpetu de los 20

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Photo by David Monje on Unsplash
Estaba en el Museo Nacional luego de una reciente reestructuración, en una visita guiada dada por una profesora de historia del arte. Luego de un buen rato recorriendo salas, llegamos a una en la que se exponía varias piezas y obras coloniales, junto a otras del siglo pasado; supongo que la justificación del porqué se encontraban todas reunidas allí es que todas aquellas piezas se podrían clasificar fuera de lo que es considerado moderno en términos populares.

Colgadas en un muro de aquella sala se ubicaban pinturas, las cuales llegaban a cubrirlo casi en su totalidad. En un ejercicio improvisado (supongo) la maestra señaló una de las pinturas que allí se encontraban, previo a lanzar una pregunta a sus estudiantes: "¿De quién creen que es esta pintura?", a lo cual algunos osados se atrevieron a contestar como si fuese un concurso de agilidad mental, ninguno logrando tener éxito; en lo que no hubo ganadores ni perdedores la profesora procedió a contestar a sí misma su pregunta, brevemente dijo: "es un Botero", en lo que me sentí extrañado ya que no era una pieza con la que uno llega a relacionar la obra de Botero. No era un cuadro que presentase las típicas gordas o para no sonar tan burdo, no era el juego y exageración que suele hacer con los volúmenes, y por lo cual su obra indiscutiblemente ha sido reconocida. Ese cuadro realmente era distinto de lo que conocemos o imaginaríamos de un Botero, sin embargo no lo llego a recordar bien ya qué tal sorpresa no fue lo que realmente me impacto.

También habían piezas de otros artistas colombianos además de Botero, habían de Obregón por ejemplo, piezas muy distintas a las cuales hoy en día se clasificarían como hechas por dichos artistas. La profesora, no recuerdo si por iniciativa propia o por pregunta de alguno que estaba allí presente, mencionó que esas piezas eran previas a que cada artista encontrará su "estilo". Obras pasadas y un poco más actuales a pesar de ser realizadas por un mismo artista no podrían ser clasificadas fácilmente como hechas por. Ellos variaron su técnica y estilo hasta encontrar ese "arte" por el cual llegaron a ser reconocidos.

Luego de ver muchos más pinturas, obras y piezas de aquella sala teníamos que seguir a otra porque así la programación lo requería. Antes de abandonarla, la profesora estaba contestando algunas preguntas y dando algunos datos sobre lo que allí habíamos visto, mientras esperaba que todos se volvieran a reunir para poder pasar a la sala siguiente, luego de estar libremente mirando lo que nos interesase de ahí. En ese momento me encontraba junto a la maestra y otros compañeros, en lo que aproveché para preguntarle algo que se me había venido a la cabeza desde el momento que vimos ese Botero y otras piezas, no recuerdo muy bien las palabras exactas que utilice hacia ella para manifestarle mi inquietud, pero lo que quería saber era "¿por qué Botero y esos otros artistas siguieron haciendo lo mismo?" y tampoco tengo presente si complemente mi pregunta mencionando que llegaron a un punto en el que sus obras eran bastante similares, repetitivas, seguían una misma línea, un mismo método, se quedaron en lo mismo… estancados. Realmente no sé si todo eso o parte de ello le mencione a la maestra, sin embargo su respuesta fue como si sí lo hubiera hecho, y hubiera entendido perfectamente a lo que me quería referir, ella simplemente dijo "no siempre se puede tener el ímpetu de los 20" una respuesta contundente y a su vez un tanto triste.

Luego de aquella respuesta mi mundo se silencio, sé que ella seguía hablando y haciendo más extensa la respuesta para la pregunta que le formule, sin embargo en mi mente solamente estaba presente el ímpetu de los 20 y su inminente final. Esos 20 donde anhelamos marcar, hacer y ser diferencia; donde buscamos reinventarnos, donde tenemos hambre de mundo y dar algo que perdure en el; esos 20 donde incluso soñamos cambiarlo, donde tenemos apetito por descubrir y aprender, sin embargo ya sabemos y tenemos con que aportar, sabiendo que no es suficiente, se puede hacer más e indiscutiblemente mejorar;  esos 20 en los que puedes lograr algo en tu vida y no te conformaras porque tienes mucha hambre de ella, esos 20 donde esos artistas proponían sin vergüenza y se atrevieron hasta que en un punto marcaron diferencia.

Todo eso llegué a pensar. Mucho más aborda mi cabeza cuando pienso sobre el ímpetu de los 20, sin embargo a pesar de lo que se diga y se vea, es imposible para mí no concluir anhelando que el ímpetu de los 20 nunca acabe.

Comunicador gráfico...Disfruto del silencio, aprecio la soledad... Escucho, escribo, leo, dibujo... Pienso excesivamente más de lo que actuó... Aún quiero cambiar el mundo... Justifico hacer estupideces con mi juventud... A veces me siento viejo... Me contradigo mucho, pero con sentido...

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