Ímpetu de los 20
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Estaba
en el Museo Nacional luego de una reciente reestructuración, en una visita
guiada dada por una profesora de historia del arte. Luego de un buen rato
recorriendo salas, llegamos a una en la que se exponía varias piezas y obras
coloniales, junto a otras del
siglo pasado; supongo que la justificación del porqué se encontraban todas
reunidas allí es que todas aquellas piezas se podrían clasificar fuera de lo
que es considerado moderno en términos populares.
Colgadas
en un muro de aquella sala se ubicaban pinturas, las cuales llegaban a cubrirlo
casi en su totalidad. En un ejercicio improvisado (supongo) la maestra señaló
una de las pinturas que allí se encontraban, previo a lanzar una pregunta a sus
estudiantes: "¿De quién creen que es esta pintura?", a lo cual algunos osados se atrevieron a
contestar como si fuese un concurso de agilidad mental, ninguno logrando tener
éxito; en lo que no hubo ganadores ni perdedores la profesora procedió a
contestar a sí misma su pregunta, brevemente dijo: "es un Botero", en
lo que me sentí extrañado ya que no era una pieza con la que uno llega a
relacionar la obra de Botero. No era un cuadro que presentase las típicas
gordas o para no sonar tan burdo, no era el juego y exageración que suele hacer
con los volúmenes, y por lo cual su obra indiscutiblemente ha sido reconocida.
Ese cuadro realmente era distinto de lo que conocemos o imaginaríamos de un
Botero, sin embargo no lo llego a recordar bien ya qué tal sorpresa no fue lo
que realmente me impacto.
También
habían piezas de otros artistas colombianos además de Botero, habían de Obregón
por ejemplo, piezas muy distintas a las cuales hoy en día se clasificarían como
hechas por dichos artistas. La
profesora, no recuerdo si por iniciativa propia o por pregunta de alguno que
estaba allí presente, mencionó que esas piezas eran previas a que cada artista
encontrará su "estilo". Obras pasadas y un poco más actuales a pesar
de ser realizadas por un mismo artista no podrían ser clasificadas fácilmente
como hechas por. Ellos variaron su técnica y estilo hasta encontrar ese
"arte" por el cual llegaron a ser reconocidos.
Luego
de ver muchos más pinturas, obras y piezas de aquella sala teníamos que seguir
a otra porque así la programación lo requería. Antes de abandonarla, la
profesora estaba contestando algunas preguntas y dando algunos datos sobre lo
que allí habíamos visto, mientras esperaba que todos se volvieran a reunir para
poder pasar a la sala siguiente, luego de estar libremente mirando lo que nos
interesase de ahí. En ese momento me encontraba junto a la maestra y otros
compañeros, en lo que aproveché para preguntarle algo que se me había venido a
la cabeza desde el momento que vimos ese Botero y otras piezas, no recuerdo muy
bien las palabras exactas que utilice hacia ella para manifestarle mi
inquietud, pero lo que quería saber era "¿por qué Botero y esos otros
artistas siguieron haciendo lo mismo?" y tampoco tengo presente si
complemente mi pregunta mencionando que llegaron a un punto en el que sus obras
eran bastante similares, repetitivas, seguían una misma línea, un mismo método,
se quedaron en lo mismo… estancados. Realmente no sé si todo eso o parte de
ello le mencione a la maestra, sin embargo su respuesta fue como si sí lo
hubiera hecho, y hubiera entendido perfectamente a lo que me quería referir,
ella simplemente dijo "no siempre se puede tener el ímpetu de los 20"
una respuesta contundente y a su
vez un tanto triste.
Luego
de aquella respuesta mi mundo se silencio, sé que ella seguía hablando y
haciendo más extensa la respuesta para la pregunta que le formule, sin embargo
en mi mente solamente estaba presente el ímpetu de los 20 y su inminente final. Esos 20 donde anhelamos marcar, hacer
y ser diferencia; donde buscamos reinventarnos, donde tenemos hambre de mundo y
dar algo que perdure en el; esos 20 donde incluso soñamos cambiarlo, donde tenemos apetito por
descubrir y aprender, sin embargo ya sabemos y tenemos con que aportar,
sabiendo que no es suficiente, se puede hacer más e indiscutiblemente
mejorar; esos 20 en los que puedes
lograr algo en tu vida y no te conformaras porque tienes mucha hambre de ella,
esos 20 donde esos artistas proponían sin vergüenza y se atrevieron hasta que
en un punto marcaron diferencia.
Todo eso
llegué a pensar. Mucho más aborda mi cabeza cuando pienso sobre el ímpetu de
los 20, sin embargo a pesar de lo que se diga y se vea, es imposible para mí no
concluir anhelando que el ímpetu de los 20 nunca acabe.
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