El ventilador
Pareces vivo, el
ventilador:
golpeando mi cara
con su viento
virgen a encontrado
el camino
para llegar a
ensuciarse
contra mi cuerpo
desnudo
que lo observa
impaciente.
De arriba abajo
lo veo vibrar,
no puedo negar
ni por un segundo
que parece vivo el
ventilador.
Trémula coraza, que
con sus aspas
podría ser rota,
hasta penetrar
mi suave carne,
en la que solamente
quedara el aire que
me palpo.
Triste, triste el
ventilador,
que nunca encontró
en sus vientos
recorridos
algo mejor
que chocar donde
ninguno
lo direccionó.
Ahora hace silencio,
nunca sonó
con sus aspavientos
el ventilador.
¡Oh, desesperación!
¿Dónde me encuentro?
tan solo, tan joven,
¡tan desconocido!
que solo se preocupo
por insignificante
aparato vacilante
que con manecilla
le puedo quitar la
vida…
pero ha respetado la
mía.
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