Onírico
Seguridad da en
ocasiones sea fugaz o constante
el taciturno
pensamiento que puede tener andante
la vida del
personaje que se cree principal,
sustancia do día a
día evidencia ser vulgar.
Mustia, oscura
representación, enmascarada de luz, bienestar,
alumbra la estancia;
allá en la umbría el mal
cediendo poco a poco
donde lumbre ya no está;
fulgurantes y
colosos astros, —aunque falsos— también perecerán.
Del sentir no hay
duda alguna primer error ¿confiar?
pues de la nada nace
este, desconocido preceder;
sobre apariencia de
roca se empieza a edificar
la contingente
estructura que por nebulosa base puede caer.
Firme luce el lazo
por el incienso dejado,
que sin vientos
hasta el techo sube sin preocupación,
con seguridad nos
aferramos, mientras se desvanece en nuestras manos
la cuerda que solo
ha dejado el hollín de la desesperación.
Hay que aceptar que
en está vida no hay seguridad
así que el sueño
puede ser la misma realidad,
aunque afligido,
moribundo, estertóreo se esté,
no hay piedad, pues
para el universo, nada es prioridad.
Protagonista o
secundario imposible es cejar;
de sueños y
esperanzas, aunque despojado, esto continuara,
pues estrofa a
estrofa aparecerá: luz, roca, lazo,
al cual seguir,
confiar, y apresar, hasta que llegue el verso final.
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